viernes, 5 de agosto de 2011

TRATAMIENTOS CORPORALES...UN PLACER QUE VALE LA PENA

Al tiempo que el cuerpo inhala perfumes, la piel se renueva, calma y revitaliza. Los ingredientes utilizados, tanto en la exfoliación como en la envoltura, conceden beneficios físicos al cuerpo, y espirituales al alma. Todo un regalo.
Es el órgano más grande del cuerpo y aloja nada más y nada menos que al sentido del tacto. Se trata de la piel, esa suerte de traje espacial con el cual nos desplazamos en una atmósfera de gases ásperos, rayos cósmicos, radiaciones solares y obstáculos de toda clase. la piel está viva, respira y excreta. Nos protege de las radiaciones peligrosas y del ataque de los microbios, metaboliza la vitamina D, nos aísla del calor y del frío, se repara a sí misma cuando es necesario, regula el flujo sanguíneo, actúa como un marco para nuestro sentido del tacto, nos guía en la atracción sexual, define nuestra individualidad. No sólo tenemos huellas digitales que son únicas, también tenemos una disposición de poros que es única . Ante tantas amabilidades... ¿cómo no consentirla de vez en cuando? Al igual que la cara, la piel del cuerpo necesita atención, y un gesto de gratitud bien podría ser un tratamiento corporal. Consiste básicamente en una exfoliación en todo el cuerpo que remueve las células muertas de la piel, preparándola para la absorción de los productos hidratantes. Tal hidratación profunda se logra colocando una envoltura que puede ser de algas, arcilla, chocolate, miel,  yogurt, o frutas, entre otras delicias. Cada una tiene sus propiedades.

Paso por paso 
Lo primero es la exfoliación o fricción corporal. La misma es una parte esencial del tratamiento. El propósito de la exfoliación es doble: “Primero, limpia la superficie de la piel de cualquier suciedad o resto de aceite y elimina la capa superior de células cutáneas muertas. Segundo, prepara la piel para los tratamientos posteriores. La eliminación de las células muertas permite que la piel reaccione con más eficacia a los productos usados en los tratamientos que siguen al proceso de exfoliación. Muy simple: se retiran las células muertas que merman la luminosidad natural de la piel y la dejan respirar mejor.

Varios productos suelen utilizarse para esta deliciosa faena:  avena, sal marina, azúcar morena, café y almendras. La mezcla se coloca en el cuerpo con utensilios que optimizan el frote: guantes de crin, toallas, esponja vegetal o simplemente las manos. “La exfoliación se realiza con un movimiento circular, empezando por los pies, los tobillos y las piernas, luego friccionando las manos, los brazos y los hombros e ir bajando paulatinamente por la espalda para subir, después, por el torso hacia le corazón”.  Además, la exfoliación ayuda a la estimulación y circulación de los fluidos linfáticos, lo que incide favorablemente en la eliminación de toxinas: sirve como masaje estimulante, y mejora la secreción y producción de los aceites naturales del cuerpo.

Divina envoltura
Una vez preparada la piel del cuerpo, viene la hidratación que, de acuerdo con los ingredientes utilizados, otorgará sus beneficios: algunos tienen un efecto calmante y refrescante sobre la piel, otros promueven la regeneración celular, otros potencian la eliminación de toxinas, y otros mejoran la tersura y la flexibilidad de la piel.
Una envoltura muy popular es la de arcilla o barro.   la arcilla es uno de los ingredientes más apropiados para limpiar la piel por su acción regenerativa, depurativa, rejuvenecedora y analgésica. 

 Destaca varias de sus propiedades:
- Acción desinflamatoria y calmante
- l Estimula la reproducción celular
- l Posee sales minerales y oligoelementos que, químicamente, el organismo necesita: sílice, fosfato, óxido de hierro y de magnesio, calcio, sodio y potasio, entre otros elementos
- Favorece la buena circulación
- Pule profundamente la piel
- Elimina el exceso de grasa cutánea
- Actúa como astringente en pieles con los poros muy dilatados, eliminando el exceso de grasa y sellando los poros de adentro hacia afuera
He aquí algunas recetas caseras para consentirse en casa
La egipcia: Limpieza corporal a la menta
Ingredientes
l Una taza de agua
l Dos cucharadas de hojas de menta (o de hierbabuena) picadas
l Una cucharada licuada de pepino.
l Una cucharadita de bicarbonato de soda
l Dos cucharaditas de miel (no usarla si la piel es grasosa)
l Dos cucharaditas de extracto de almendras
Poner el agua a hervir. Cuando esté hirviendo añadir la menta, apagar la hornilla y dejar que la menta repose en el agua por aproximadamente diez minutos. Luego colar la infusión y añadir el resto de los ingredientes. En el baño habitual usar esta limpiadora como un jabón liquido. Usar agua tibia para aplicarlo y, al final, usar agua fría para cerrar los poros.
Piel terciopelo con azúcar morena
Este tratamiento ayuda a exfoliar la piel.
Ingredientes
l Una taza de azúcar morena
l Una taza de aceite. Se recomienda el de oliva ligero
l Una cucharada de jugo de uva, o de zábila licuada, o de jugo de limón (evitarlo si la piel es seca o sensitiva)
l Opcional: Dos gotas del aceite esencial que se prefiera; se recomienda el de toronja, rosa o lavanda
Mezclar los ingredientes y frotar el cuerpo con una esponja previamente untada con esta mezcla.
Baño de leche a lo Cleopatra
Este tratamiento humecta la piel, pues la leche contiene nutrientes que otorgan tersura. Con 10 ó 20 minutos y algunos ingredientes naturales se puede tener una experiencia faraónica en la bañera.
Ingredientes
l 1/2 taza de leche en polvo
l 1/4 taza de fécula de maíz (maicena)
l 1/4 taza de miel de abeja
l De cinco a nueve gotas de aceite de rosas
l Tres cucharadas de agua natural o destilada
l Una vela aromática
l Un par de toallas limpias
l Una esponja natural
Mezclar la leche, la fécula de maíz, la miel y el aceite de rosa en la licuadora o el procesador de alimentos. Añadir el agua poco a poco, hasta que la mezcla se vuelva una crema suave. Poner la mezcla en la bañera y abrir el grifo. Encender la vela aromática, sumergirse en la bañera y disfrutar.
Hierbas aromáticas
Hay varias maneras de preparar un baño de hierbas. Estas pueden ayudar a calmar la piel, provocar sueño, aliviar los dolores musculares. Se hace colocando bolsas de infusión en la bañera, pero si no tiene una, otra opción es llenar un trozo de tela fina con las hierbas (manzanilla, romero o eucalipto, son algunas de ellas) y sujetarlo al grifo para que el agua tibia pase por él... y después al cuerpo.