Cada trabajo tiene su nivel de estrés, pero hay algunos que implican trabajar constantemente bajo presión, lo que genera una ansiedad que, si no se logra manejar, podrá hacer enfermar a quien la sufre.
Afortunadamente existen técnicas para aprender a trabajar bajo presión que te mostramos a continuación con las que podrás lograr adaptarte a tu trabajo y realizarlo de mejor manera.
Practica bajo presión
La presión en cierto nivel puede ser buena, ya que nos mantiene
activos, pero si es constante o de una manera que nos cuesta soportar
terminará dañando nuestra salud. Para enfrentarla puedes crear
situaciones parecidas a las que vives en tu trabajo.
Por ejemplo, si te causa ansiedad que otras personas estén mirándote
mientras realizas tu trabajo, puedes hacer que tus familiares te
observen cuando haces algo, para que ya no te moleste esa situación y te
acostumbres. O puedes ponerte metas diarias que te mantengan activo y
con un ritmo de trabajo, pero que no sea cuestión de vida o muerte
cumplirlas, sino que lo hagas porque lo deseas.
No te detengas
Aprende de tus situaciones pasadas y piensa cómo puedes cambiarlas
para mejor. Muchas veces nos quedamos estancados pensando en el
resultado que obtuvimos y nos desmotivamos, pero podemos darle un revés a
la situación si analizamos lo que hicimos y pensamos cómo lo podemos
mejorar.
Piensa positivamente
¿Te ha pasado de pensar para tus adentros “¡por favor, que no me
suceda!” pero, al final, te sucede eso que tanto temías? Es muy
frecuente que cuando piensas negativamente en algo, luego ocurra, porque
te estás predisponiendo para eso, así que debes enfocarte en el
resultado que deseas obtener e intentar lograrlo.
Si algo te preocupa, ¡Escríbelo!
Escribir tus preocupaciones y los acontecimientos estresantes en tu
vida te ayuda a liberar tu memoria y a poder centrarte en otras cosas,
incluso otros aspectos de tu vida, como tu familia, que no deberían
verse afectados por problemas de tu trabajo.
Puedes escribir brevemente lo que te está molestando y lo que puedes
hacer para remediarlo, haciéndolo regularmente. No te tomará más de diez
minutos y ayudará a tu cerebro a reorganizarse y tomar nuevas energías
para enfocarse correctamente.
Existen situaciones que no podemos evitar y que nos causan mucho
estrés, por lo que tenemos que encontrar las formas de enfrentarlas y
hacer que nuestra reacción ante ellas sea distinta.
Si logramos manejarlas podremos estar tranquilos y disfrutar de la
vida, controlando nuestra reacción ante las dificultades que se nos
presenten. No es fácil hacerlo, pero vale la pena intentarlo.